Alerta sanitaria en vertederos: La separación de residuos en origen es urgente

Desde ANIR hacemos un llamado a las autoridades, y sobre todo a las municipalidades, para que se generen ordenanzas y sistemas modernos de separación de residuos en origen para toda la industria, comercio y domicilios, y que incorporen a las empresas recicladoras de manera que se potencie la valorización y la economía circular en nuestro país. Junto a lo anterior, es clave que los municipios tengan políticas abiertas que permitan la entrada de iniciativas privadas de distinta índole al circuito del reciclaje, abriendo el actual modelo cerrado que mantienen algunas comunas con grandes empresas durante decenios.

El colapso de los vertederos y rellenos sanitarios en el país es un tema pendiente. La mayoría de ellos están colapsados, con una vida útil de máximo 10 años e incluso algunos de ellos excedieron su capacidad hace años.

Chile es el país que más envía basura per cápita a rellenos sanitarios entre los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), después de Turquía. Le siguen en la lista México e Israel y Grecia. Las cifras no ayudan. El último informe realizado en 2018 por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE) “Diagnóstico de la situación por comuna y por región en materia de RSD y asimilables” arrojó que se depositan casi 8 millones de toneladas anuales de residuos en vertederos y rellenos sanitarios, de los cuales sabemos que alrededor del 48% son materiales orgánicos potencialmente compostables, y el 32% representa envases y embalajes potencialmente reciclables. Es decir, se sigue con la costumbre de la cultura del desecho, que no suma puntos a potenciar la economía circular del país que tanto necesitamos.

En ANIR, en vez de preocuparnos dónde dejaremos la basura en los próximos años, nos preguntamos, ¿por qué no hacemos algo para que estos residuos que son potencialmente reciclables no se vayan a vertederos y por qué no generamos junto a las autoridades una política pública para utilizar estos desechos orgánicos que se pueden compostar?, explica Alejandro Navech, gerente general de ANIR.

Si bien por parte de la población hay una mayor conciencia ambiental y también existe la ley 20.920 que en 10 años progresivamente irá exigiendo obligaciones y metas a los productores de envases y embalajes, creemos que eso no es suficiente. Tiene que haber un impulso concreto para que efectivamente no tengamos que crear más rellenos a nivel nacional y que se aplique la jerarquía del manejo del residuo donde tienen que estar como pilares en orden prioritario la prevención, luego la reutilización, el reciclaje, la valoración energética y como última opción la disposición final

Como asociación hemos insistido a las autoridades sanitarias que para la industria hay nuevas oportunidades, pues lo que antes se eliminaba como basura, al separarlo y clasificarlo, podemos obtener nuevos recursos o nutrientes. Por ejemplo, el de la biomasa forestal y agrícola, que producto de su proceso industrial genera cenizas con propiedades alcalinas que, al mezclarlas con tierras un poco más ácidas, son idóneas para el uso de la agricultura. “Les hemos explicado y seguiremos insistiendo en que se han generado nuevos mercados que tienen mucho sentido para la economía circular”, recalca Alejandro Navech.  

Y por último y no menos importante, necesitamos que las entidades públicas eduquen concretamente a las comunidades de manera que este aumento de conciencia medio ambiental que hoy está tan de moda, llegue a acciones reales por parte de la población.

Lo que no se necesita es lo que se está haciendo hasta hoy, permitir que se sigan dejando residuos que pueden ser potencialmente reciclables o compostables en una bolsa negra, para ser llevados directamente a un vertedero o a un relleno sanitario, lo que no es deseado porque permanecerán 500 años enterrados hasta desaparecer sin mayor aprovechamiento.

Chile es el país que más envía basura per cápita a rellenos sanitarios entre los 34 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), después de Turquía. Le siguen en la lista México e Israel y Grecia.