Un cambio más allá de la infraestructura

Un cambio más allá de la infraestructura
Sebastián Herceg Ruiz, Gerente de ingeniería en diseño circular y socio fundador de Kyklos.

“El mundo está cambiando, y cambiará más” dice la canción de 1967 Es la Lluvia que Cae, de Los Iracundos, y quizás no existe mejor frase para describir el momento que estamos viviendo en la industria del reciclaje. Estamos ad portas de un gigantesco giro en cómo se gestionan los residuos de nuestro país.

Las metas y obligaciones de La Ley de REP en envases y embalajes comienza a regir el 16 de septiembre de este año, en esa fecha ReSimple,  el primer GRANSIC conformado en Chile, deberá tener funcionando la recolección selectiva en diversas comunas y tener a lo menos 100 puntos limpios operando y desplegados a lo largo de nuestro país. Esta nueva entidad está impulsada por 25 empresas que cuentan con diversas marcas, entre las que está Agrosuper, CMPC, Grupo Cencosud, Coca Cola Embonor, CCU, PepsiCo, entre otras.

Además del impulso dado por las marcas que deben hacerse responsables de los envases y embalajes de sus productos, ReSimple estableció un convenio de colaboración con la Municipalidad de Renca, que consiste en implementar un programa de reciclaje domiciliario en la comuna, el cual iniciará sus operaciones el 1 de octubre cubriendo el 50% del territorio. El camión recolector pasará una vez a la semana recogiendo envases livianosy también ReSimple dispondrá de campanas para que las personas vayan a dejar sus envases de vidrio.

Hace 10 años, cuando iniciamos nuestro trabajo como Kyklos, impulsando la cultura ambiental en colegios y comunidades, este nivel de infraestructura nacional era impensado. Los puntos limpios eran escasos y solo había un par de servicios privados de recolección domiciliar. Hoy la oferta es variada y las opciones para recuperar residuos se abren cada día más para todo tipo de personas, democratizando el mundo del reciclaje.

Pero (siempre hay un pero), sería inocente confiar de pleno en la infraestructura y descansar en los laureles. Aún tenemos un desafío gigante por delante, uno que de seguro se volverá evidente cuando estos nuevos sistemas de reciclaje empiecen su movimiento en cuatro meses más: la brecha cultural propia del uso de dichos sistemas.

Como bien sabe cualquier persona que haya trabajado en gestión de residuos, la implementación de infraestructura no es suficiente para alcanzar un buen reciclaje o una óptima valorización. Los primeros meses los residuos llegan contaminados, muchas veces materiales vienen mezclados desde los contenedores de los puntos limpios y casi siempre nos encontramos con envases y productos que no podemos valorizar en medio de lo recolectado. La infraestructura es apenas la mitad de la batalla, pues los sistemas que implementamos, para combatir la generación y disposición inadecuada de residuos, sólo funcionan si la gente sabe usarlos.

La tarea es titánica: enseñarle a todos los chilenos cómo vivir en armonía con su entorno y usar los sistemas de reciclaje a su favor.  Obviamente, convenios como los que adquirió la Municipalidad de Renca incluyen esta veta, campañas de sensibilización y educación para su población, que contemplan instrucciones de correcto reciclaje y comunicación de los impactos positivos que generan. Pero es tarea de todos quienes integramos la Asociación Nacional de la Industria del Reciclaje (ANIR) potenciar la educación ambiental para permitir que este mundo de la economía circular se expanda y realmente penetre en la vida de todas las personas.

Durante los próximos años debemos enfocarnos en identificar los puntos claves donde podemos abarcar el mayor impacto educativo para las personas. Ya sean nuestras redes sociales, las intervenciones ciudadanas, etc. Debemos tomar todas las oportunidades posibles para enseñar a la gente sobre el gran impacto que la economía circular puede generar en nuestras vidas. Esto requiere de la participación de todos: industria, municipio, empresas y personas. Solo trabajando de forma colaborativa lograremos la misión de crear un cambio cultural que permita ver los residuos de manera distinta, apreciando así los grandes esfuerzos que todos hacemos para disminuir la cantidad de material que termina en rellenos sanitarios, basurales y vertederos.

La postura de Kyklos siempre ha sido esta: la basura es un error cultural. La idea de que en todo objeto existe una parte que solo es temporalmente funcional y luego debe ser desechada, no es nada más que una creencia que se ha reproducido durante siglos, porque nadie nos ha enseñado cómo hacerlo diferente. Pero, ahora que contamos con un avance significativo en nuestra capacidad material para manejar los residuos, tenemos la increíble oportunidad de enseñar esa forma diferente de hacer las cosas. Una forma de hacer las cosas que entregue segunda vida a nuestros residuos, pero que además entienda el mundo como un sistema circular y de constante movimiento, donde no existe esa parte inútil y desechable. El mundo está cambiando, como decían Los Iracundos, pero es tarea de nosotros que cambie aún más.